martes, 8 de mayo de 2012

Ellos...

Aquel día fue especial para ella: Cabellos morenos y tez pálida, ojos claros... sin duda preciosa, la más preciosa piensa él al contemplarla, acariciando su rizado cabello, los dos unidos en aquella habitación azul celeste.

Sus labios carnosos se rozan lentamente mientras su mano se posa en la cintura de la muchacha, en la espalda, bajando con lentas caricias hasta tocar el final de su camisa.

_ quiero que  me enseñes a amar...

De fondo se escucha aquella canción, preciosa balada adornando este momento. Él le tiende la mano, la levanta de aquel sofá y vuelve a encontrar su cintura, poco a poco baja la otra mano  y , parsimoniosamente comienzan a moverse al son de la melodía, dejándose ir lentamente en la pasión de un amor joven, ardiente...

Se miran. Él es perfecto, relajado, sus facciones expresan tranquilidad. Sonríe. Se vislumbran unos dientes blancos que contrastan con el moreno de su piel. Ella acaricia su negro cabello y llega al cuello. Le besa despacio... él se deja hacer. Poco a poco las circunstancias van avanzando. Juntos en aquella habitación en silencio. Se escucha otra canción de temática amorosa, idónea para el instante... and I... will always love you....

Tras las cortinas entreabiertas pueden apreciarse prendas de ropa en el suelo de la estancia, pantalones, camisetas... Poco a poco abandonan su cuerpo para entregarse plenamente a su amor.

Juntos comienzan pausadamente a hacerse uno. Se besan pasionalmente mientras sus cuerpos se acercan y se alejan lentamente. Y dolor... El chico posa su mano en el muslo de ella, lo acaricia lentamente mientras se incorpora hasta llegar a sus labios. Un beso lento, labios que bajan por el cuello beso a beso recorriendo cada centímetro de su cuerpo. Una frase: Te quiero. Su voz la tranquiliza.

El dolor mengua poco después. La estancia se inhunda de amor: miradas, besos, caricias... La música continúa, esta vez my heart will go on, Titanic. Una mirada, un poco de lujuria se esconde en sus ojos, un cambio de posición. Sudor y placer se unen en una explosión de sentimientos jamás antes experimentada como cúlmen de su momento especial

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